Terapia de Nalgadas

Guía íntima para desahogarte, soltar peso y verte con más claridad

Cuando te acomodas en el regazo de tu pareja, toma las nalgadas como un momento de claridad, no de castigo. Cuando comienzan, empieza a nombrar tus fallas —las cosas que quieres mejorar en ti— con la honestidad de alguien que ya está cansada de cargar con eso. No lo maquilles; suena real, incluso frustrada. Esos hábitos no son tu esencia; son pura carga, y en esta sesión los vas a soltar.

Spanking Illustration
Lo que sí y lo que no.

Mal diálogo interno: “Soy perezosa. No lo puedo evitar.”

Diálogo de crecimiento: “¿Por qué dejo que esta pereza me controle? Estoy cansada de cargar con esto. Así es como me hace sentir...”

Diálogo de crecimiento: “¿Por qué estaba procrastinando en Instagram ayer? Yo sé que soy mejor que eso!”

Un diálogo de crecimiento traza una línea entre tú y tu debilidad, refuerza que eso no te define y te ayuda a sacar esa sensación de adentro.

Y para cada falla que nombres, no te quedes solo con la etiqueta: ábrela. Explica cómo aparece en tu día a día. Describe las situaciones donde sientes que toma el control. Habla de lo que te pesa, de lo que te duele admitir, de lo que te frustra. Entre más detalles des, más obligas a la falla a salir a la luz. Da ejemplos específicos y recuerda las veces más recientes en que esto apareció en tu vida.

Imagina esa falla sentada, pesada, en tu pecho. Y a medida que hablas, visualiza cómo va bajando, deslizándose hasta quedarse en tu cola. Con cada nalgada, siente cómo tu pareja te va sacando esa energía negativa. Él te está sacudiendo lo malo a punta de nalgadas.

Y cuando por fin te levantes de su regazo, deberías sentirte diferente: más liviana, más clara, casi como si algo físico hubiera salido de tu cuerpo. Pero también vas a sentir una satisfacción silenciosa al saber que tu pareja fue testigo de ese lado tuyo más sincero, vulnerable y despierto. Eso también se vuelve parte de tu transformación...

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